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En 1996, en Trujillo, fundé con Ricardo Solano (Piura, 1976), Kike Robles (Sullana, 197?) y Sarah Vásquez (Trujillo, 1978), un grupo de poetas, TRIÁNGULO 4, todos éramos alumnos de derecho, lo he dicho antes, en mi caso, la facultad fue un error de juventud; para ellos no, ahora los tres son reconocidos abogados, Saritha creo que ya no escribe (espero equivocarme), Kike este año publicará su primer libro, PERRO CALLEJERO DEL ESTE, en la colección de poesía que edito, estaba bajo amenaza de no hablarle si no publicaba, se ha pasado años postergándose, y Ricardo, sobre quien con Kike estábamos convencidos que había abandonado los versos, dábamos por hecho su retiro de esta fijación por escribir mientras nos dolemos con las musas (horrible palabrita), me sorprende anoche mostrándome un libro inédito que venía corrigiendo desde hace algunos años, definitivamente la sorpresa fue gigante, mi alegría: doble, pensé que habíamos perdido al poeta Solano, pero no, Ricardo seguía escribiendo, sin enseñarle a nadie los textos, seguía "haciéndose más", (cuando estábamos en la universidad nos sentábamos a corregirnos, siempre escribíamos más que él, Ricardo nos miraba, guardaba en su mochila hippie los papeles, se peinaba su melena afro y se quitaba, "a dónde vas?" le preguntábamos, "voy a hacerme más", respondía, nosotros reíamos), efectivamente todos estos años estuvo "haciéndose" más poemas, prueba de ello cuelgo aquí un par de LO MISMO, el libro que espera editar también durante este año. Es gratificante descubrir que no se perdió entre los tribunales. Ricardo es personero legal de un partido político, lo que significa que tampoco perdió el interés social, y ahora gerencia conmigo T4, que ya no es un grupo de poetas, sino una consultora. Quedamos a la espera del poemario, mientras tanto un adelanto. Kike y Sarah se emocionarán cuando te lean.
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del libro inédito LO MISMO
I
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He comprendido que debo ser el de siempre,
el que recoge la basura a diario,
el que espanta las moscas para estar solo.
Debo creer que soy bueno,
Debo creer que soy bueno,
simple y delicado como mi abuela,
esa viejecilla que me daba teta para salvarme
y alimentaba mis ideas sobre volar lejos
donde nada me toque.
He vuelto a ser el de siempre,
He vuelto a ser el de siempre,
el que se esconde de la multitud,
el que se confunde entre miles de ideas confusas y solas.
No me negaré,
No me negaré,
no dejaré de comer para ser salvo o simplemente delgado,
comeré de ti como de mis zanahorias,
de lo más verde de tus hojas;
de esa luz que llega a diario por recibo
de esa luz que llega a diario por recibo
o por amor de dios.
Seguiré en lo mismo,
Seguiré en lo mismo,
en todo lo que a nadie le interesa,
cuando aún esté presente
o ausente,
cuando pasen lista
o me saquen a la pizarra a escribir mil veces que estoy presente,
que aún sigo aquí en lo de siempre,
que aún sigo aquí en lo de siempre,
en el querer que todo salga bien contigo, con nadie y conmigo;
con quien he de terminar este verso,
con quien he de terminar este verso,
este reclamo absurdo de tenerte dentro, fuera y a lo lejos.
Lejos de lo mundano para creer que ya no hay basura más que sacar,
que las moscas son solo multitud
Lejos de lo mundano para creer que ya no hay basura más que sacar,
que las moscas son solo multitud
queriendo entrar como ideas confusas en mi cabeza,
cuando no estás
cuando no estás
para volar lejos conmigo.
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VII
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Ahora es cuando siento tu carne,
cuando me clavas los dedos y me aprieta tu dorso,
ahora es cuando la noche se desprende de tus ojos
como un trozo de luna
o un pedazo de mar que cae sobre la hierba.
Ahora es cuando siento tu silencio en mis palabras
sobre mí,
sobre esa nada que siento cuando te adentras,
cuando me dices “mi peruca”,
es ahora,
es de noche y me pierdo como un volcán por miles de años,
por un instante,
para ti y para siempre;
a esta hora es cuando entras en mí
como el viento,
como un pez que se escapa entre las manos.
Serán tus ojos esa hierba,
la humedad que me dejas con cada azote de tu pelo,
con cada estrella de tus labios
y la luna como un trozo de ti que me aprisiona
para amarme lentamente y agujerearme el corazón,
la sombra, las manos, el sombrero.
Aún no he nacido y derrepente estoy muerto
como un pez espada en alguna red,
como un pájaro sin alas,
como perder las manos,
como mezclarme contigo en la ciudad que se enciende,
en la ciudad que despierta en llamaradas con tu nombre,
con tu voz,
con este deseo de saber que existes y no eres sólo un sueño,
y no despierto solo para tenerte en esta noche ,
en este instante que termina
con cada movimiento de tu sombra
cuando corres a esconderte de la noche
y soy yo el que siempre te atrapa.
cuando me clavas los dedos y me aprieta tu dorso,
ahora es cuando la noche se desprende de tus ojos
como un trozo de luna
o un pedazo de mar que cae sobre la hierba.
Ahora es cuando siento tu silencio en mis palabras
sobre mí,
sobre esa nada que siento cuando te adentras,
cuando me dices “mi peruca”,
es ahora,
es de noche y me pierdo como un volcán por miles de años,
por un instante,
para ti y para siempre;
a esta hora es cuando entras en mí
como el viento,
como un pez que se escapa entre las manos.
Serán tus ojos esa hierba,
la humedad que me dejas con cada azote de tu pelo,
con cada estrella de tus labios
y la luna como un trozo de ti que me aprisiona
para amarme lentamente y agujerearme el corazón,
la sombra, las manos, el sombrero.
Aún no he nacido y derrepente estoy muerto
como un pez espada en alguna red,
como un pájaro sin alas,
como perder las manos,
como mezclarme contigo en la ciudad que se enciende,
en la ciudad que despierta en llamaradas con tu nombre,
con tu voz,
con este deseo de saber que existes y no eres sólo un sueño,
y no despierto solo para tenerte en esta noche ,
en este instante que termina
con cada movimiento de tu sombra
cuando corres a esconderte de la noche
y soy yo el que siempre te atrapa.
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